Un divorcio puede convertirse para muchos en algo traumático. Sin embargo, no siempre tiene por qué ser así. Depende de si se trata de un divorcio de mutuo acuerdo o uno contencioso. También tiene mucho que ver si la pareja tiene o no hijos a su cargo.
Pero ¿cómo solicitar el divorcio? ¿Qué derechos tengo si me divorcio? ¿Cuánto cuesta un divorcio de mutuo acuerdo?
A diferencia del divorcio, la separación es una fórmula reversible, es decir, no habrá que volver a casarse en el caso de que la pareja decida retomar su convivencia.
La separación está indicada para aquellas parejas que quizá necesiten estar un tiempo distanciados, pero no quieran dar el importante paso del divorcio. Este último, sin embargo, es el indicado para aquellos que saben que la situación es irrevocable.
Aunque existen diferencias claras entre ambos conceptos, una cosa es segura: lo ideal es contar siempre con una decisión tomada de mutuo acuerdo. De esta forma, los trámites siempre serán mucho más rápidos.
Existen diferentes tipos de divorcios a los que adaptarse en nuestro país. Primero depende de si es un divorcio de mutuo acuerdo, que puede darse por la vía extrajudicial o la judicial. Luego contamos con el divorcio contencioso, en el cual, un cónyuge interpone una demanda contra el otro
No siempre es necesario tener que hacer las cosas por la vía judicial. Hay ocasiones en las que los cónyuges están de acuerdo en pedir el divorcio y deciden hacerlo por la vía extrajudicial. Es lo conocido de forma común como el divorcio exprés.
El divorcio exprés puede ponerse en marcha a través de la Ley de Jurisdicción Voluntaria y cuenta con ciertas características:
Para hacerlo efectivo se presentará ante notario un convenio regulador de divorcio. La pareja tendrá que ir acompañada de un abogado, el cual tiene que comparecer a la escritura pública de divorcio.
Este tipo también se conoce como divorcio notarial, o divorcio ante notario, debido a esta última característica.
Aunque el divorcio sea de mutuo acuerdo, también podemos llevarlo a cabo mediante la vía judicial. Esta vía no siempre tiene por qué ser larga ni muy costosa, al contrario de lo que en principio se pueda pensar.
Para llevarlo a cabo a través de esta vía, tan solo hay que presentar la demanda y el convenio regulador del divorcio. Después de esto se ratifica en el Juzgado que toque, según el último domicilio registrado como familiar.
Esta forma tiene una ventaja principal y es que puede salir bastante económica. Un mismo abogado podrá defender a ambos cónyuges y un mismo procurador podrá representarlos.
Cuando la demanda tenga entrada al juzgado, se dará traslado a la otra parte para que en el plazo correspondiente conteste a la demanda y, posteriormente, se señalará la fecha del juicio
Cuando se haya celebrado esta vista, el Juez dictará Sentencia, decretando el divorcio y estableciendo las medidas que regirán el mismo por ambos cónyuges. Hará especial hincapié en las relacionadas a los hijos menores de la pareja.
Una vez finalizado este proceso la sentencia se inscribirá en el Registro Civil.
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